IRONMAN FINISHER

Hubo un día en mi vida en que me detectaron un pequeño problema en el corazón, nada importante, pero que hizo que empezara a ver las cosas de otra manera. Después de muchas pruebas, fue en una conversación con el doctor que me dijo:

Doctor – David, haces deporte?

Yo – Sí, bastante.

Doctor – Bastante… ¿Cuántos días a la semana son?

Yo – Unos 3 por semana.

Doctor – Haz 6.

 

Toda mi vida he jugado a tenis, llegando a competir a buen nivel, después fui entrenador de tenis y siempre había jugado a fútbol y básket con los amigos. En los próximos días empecé a correr, preparé con un amigo mi primera media maratón y empezó a llamarme la atención eso del triatlón. Desde que empecé a practicar triatlón tenía clarísimo que quería, algún día, ser IRONMAN. Creo que es una prueba que a todos los que nos gusta el triatlón queremos acabar en algún momento de nuestra vida.

Y así, tras varios años y 5 maratones, 5 medio Ironman y muchos triatlones y carreras, aumentando progresivamente distancias y mejorando tiempos, llegó el momento de plantearlo de verdad. Tanteas a varios amigos hasta que hablé con Sergio, dijimos “adelante, llegó la hora”. Es muy difícil preparar una prueba así solo, con compañeros la experiencia es mucho más enriquecedora y los entrenamientos más llevaderos. Empezamos a plantear opciones para elegir qué prueba haríamos, IM Mallorca y Barcelona descartados, queríamos hacerlo antes de verano para evitar los duros entrenamientos con el calor de julio-agosto. IM Austria? Challenge Roth? Finalmente IM Frankfurt 2015, es bastante rápido (aunque Austria y Roth lo son más), se nadará con neopreno y las temperaturas son ideales para competir y para descansar los días previos a la prueba. Al poco se unió Nacho a la expedición.

Por delante 8 meses de entrenamientos, de esfuerzos y de disciplina. También de disfrute, de risas y de competiciones previas para llegar lo más preparado posible. Todo combinado con el trabajo, no es fácil llevar tu propia empresa y acoplar horarios para entrenar, y la familia, yo tengo la mayor suerte del mundo, pues mi mujer también es triatleta, así que nos compenetramos a la perfección.

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El objetivo principal de la prueba era acabar, ser finisher. Aunque es cierto que todos entrenamos a unos ritmos y te haces una aproximación del tiempo con el que podrías acabar. Al llegar a Frankfurt se rompen todos los pronósticos y todas las estadísticas. El calor es infernal, rozando los 40ºC, se plantean suspender la prueba o no finalizarla si el número de hospitalizados supera a la asistencia médica prevista, neopreno fuera, replanteamiento de ropa en competición y de estrategia de carrera. La organización reacciona, incluyen más avituallamientos en bici y a pie, compran 14 toneladas de hielo, cambian parte del recorrido a pie para incluir más sombra, nos envían consejos por mail y ante todo velan por nuestra salud.

 

¿Dónde nos hemos metido? ¿Aquí no hacía fresco?

Los 3 días previos son bastante psicológicos, yo lo llevo bien, pero aún así asusta todo lo que comentan, lees por internet y sufres en tu propia piel, una ciudad no acostumbrada a este calor, donde no hay casi aire acondicionado en hoteles y restaurantes (por suerte nuestras habitaciones tenían). Salimos a la calle lo mínimo, visita a la expo de Ironman, fotos con los pros, algún entreno para activar y sacar tensión y comer, poco más. El problema del calor en los días previos es que te consume mucha energía, energía que no tendrás el día de la prueba. Aún así sigo relajado y con ganas de que llegue el domingo, el día que estaba esperando desde que conocí el triatlón. Estoy tranquilo, el calor me ha sacado de la cabeza cualquier mínima previsión de tiempo, por lo tanto no tengo presión, se que si no desvanezco acabo, el tiempo es lo de menos, pienso que si me apetece ya haré otros y volvería a pensar en tiempos.

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Así que llega el día soñado, duermo bien, pensaba que tocaría sesión de teletecho, pero me duermo al rato y no me vuelvo a despertar hasta que suena el despertador. 3:30 en pie, ducha, desayuno y al bus. Llego con tiempo, pues el día antes al dejar la bici en la zona de transición vi que se me había roto el portabidones trasero, le engancho unas 30 bridas y a jugar! Escucho música para que la tensión que hay en el ambiente no se apodere de mi, hago últimos ajustes, preparación de material, besitos a los acompañantes y al lío.

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Mi IRONMAN consiste en llegar a la primera boya, a unos 700m, eso era todo lo que pensaba en esos interminables 30′ previos al bocinazo, una vez allí buscar la siguiente boya y así durante todo el día, tanto en bici como a pie, fraccionando objetivos, de manera que voy jugando con la mente para no caer en la trampa de pensar que me queda una eternidad. Creo que esta es una de las claves en la larga distancia, ser capaz de fraccionar y dar pequeños premios por alcanzar ese mini objetivo.

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Salgo del agua muy entero, con más tiempo del previsto ya que obviamente no se ha permitido el neopreno y con muchos golpes recibidos, sobre todo en los 1.500m iniciales que tenía la primera vuelta, pues salimos 2.500 triatletas de golpe. Los siguientes 2.300m ya encuentro mi espacio y nado a ritmo cómodo, sin mirar el reloj e intentado huir de grandes pelotones de gente para evitar más golpes.

Transición larga y con calma, toca ajustar todo bien ya que por delante vienen 180k de bici subiendo las temperaturas. Los primeros km son muy cómodos, pero seguro que no serán así los 180k… Sobre el 35k noto por primera vez agobio por calor, “uff! que pronto” pienso, al rato veo un termómetro y ya estamos en 34ºC, solo son las 9:30 de la mañana. El trazado es a dos vueltas, la primera la hago perfecta, a las pulsaciones y ritmo que tenía planteado, sin pasarme, pues no se como reaccionará más adelante el cuerpo al calor. Llevo siempre dos esponjas mojadas en la espalda, cambiándolas cada vez que puedo, con la gente con mangueras en sus casas, por lo que hago la bici siempre empapado y con la menor temperatura corporal posible, esperando no escaldarme pero no queda otra con este calor, bebiendo y comiendo según lo establecido para tener energía. La idea es como en la natación, tener mini objetivos, así que cada 15k me doy un premio en forma de comida, por lo tanto cada 30′ aproximadamente como. Paso el 100k con una media de 30km/h clavados y muy entero, entonces pienso, “bien, este es el ritmo, vamos a seguirlo hasta la transición con la misma estrategia, si el calor me deja claro”. El ambiente es espectacular, la gente muy volcada, vaya cultura de Ironman tienen, cada pueblo es una fiesta, incluso en la rampa más exigente hay un hotspot a lo Tour de Francia, la gente estrecha el paso y nos hacen pasar de uno en uno sin dejar de animar, se me ponen los pelos de punta al recordarlo. Brutal! Llego al 140k y giramos de vuelta a Frankfurt, giramos al mismo tiempo que el viento nos golpea de cara a una temperatura que te deja la boca seca, cuesta respirar y por delante vienen unas dos horas durísimas, luchando contra la mente, los km no pasan igual de rápido, todos perdemos el ritmo, el avituallamiento final no llega. Veo a varios triatletas tirados en el suelo por el calor, incluso veo a uno caer con la bici en marcha… ambulancias, ayudas… algo de miedo me entra y pienso, “tu a la tuya y a acabar, bebiendo, comiendo y guardando fuerzas”. Pierdo tiempo en esos últimos 50k, pero ante todo tengo claro que gana la salud.

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Llego algo tocado a la transición, pero con mucha ilusión por correr y ver de nuevo a Luci y las chicas. No se como voy a correr, de hecho no se si podré correr, la verdad, con lo que me gusta… Empiezo con un planteamiento igual a la natación y bici, fraccionando, de avituallamiento a avituallamiento corriendo a pulso controlado, en los avituallamientos paro en todos y bebo agua y sales, sigo empapado con esponjas y mangueras y cada 30′ un gel. Al poco de empezar a correr veo a Sergio muy jodido, parado, me dice que no puede ni andar y le respondo que tiene 7 horas para hacer un maratón, así que a por ello, al rato se recupera y me llevo una buena alegría. Mientras yo a lo mío, al igual que Nacho que me dice que va bastante bien, llego a la media maratón, con un ritmo conservador para intentar mantenerlo todo lo que queda. Pero a partir de ese momento quedo vacío, el calor me ha dejado seco, no me duele nada pero ya no hay fuerzas… sabía que llegaría este momento porque no funciono bien con calor, así que cambio de nuevo de panorama, me toca combinar correr con andar con el único objetivo de llegar.

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Los últimos km vuelves a coger energía, solo de pensar que ya lo tienes, que das un beso a tu mujer y cruzas la línea de meta, que vas a alcanzar ese sueño por el que tanto has trabajado, que has superado todos los obstáculos que habían, pero sobre todo porque has apostado por ti y has ganado, has confiado en ti y lo has conseguido, para mi esa es la mayor satisfacción. Objetivo conseguido, tanto yo como mis compañeros y nuestras mujeres, ellas son igual de campeonas como nosotros.

Muy duro debido a las temperaturas y por tener que replantear la carrera varías veces, participantes con varios Ironman a sus espaldas, incluso profesionales, comentan que es el más duro que han hecho jamás, incluso más que Lanzarote o Hawaii. De los 3.064 triatletas inscritos solo 2.076 lo acabamos, 400 se retiraron en el maratón, lo que supone la mayor tasa de abandonos o retirados en la historia de IRONMAN.
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Obviamente estoy muy satisfecho, es una experiencia que recomiendo y seguro vuelvo a repetir.

 

Gracias a todos los amigos y conocidos que en algún momento me habéis enviado algún mensaje de ánimo, me habéis preguntado como lo llevaba o habéis seguido la carrera en directo. Gracias por los mensajes, las llamadas, las conversaciones y el interés mostrado. Gracias a los que me aconsejasteis. De verdad, que en una carrera así te acuerdas de todos los que han mostrado interés por ti. Gracias por apoyar y animar. Sois muy grandes.

Gracias a IRONMAN, la mejor organización que he vivido jamás.

Gracias a Melones El Abuelo por el apoyo con su proyecto Los Retos del Abuelo.

Gracias a mi entrenador, Jose Vela de Resistentia. A mi nutricionista, Carlos Ferrando de Nutralab. A mi fisio, Cristian Contador de Fisioterapia Contador.

Gracias a Sergio y a Nacho, por compartir esta experiencia juntos.

Gracias a mi familia, porque aún sin entenderlo me han apoyado y animado.

Gracias a Luci, mi mujer, por los ánimos y el apoyo diario. Y por compartir este deporte y esta vida a mi lado.

Gracias a todos por hacer realidad #hazloporti.

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