La vida siempre tiene situaciones que nos pone a prueba. Una entrevista de trabajo a ese puesto que tanto ansías, una presentación de un proyecto con ese cliente tan importante, un examen que no has superado en otras ocasiones y tanto necesitas para conseguir el título… muchas situaciones que directamente no has elegido pero te ponen a prueba.
Y luego hay
otras en las que eliges tú directamente ponerte a prueba. Situaciones en las que decides probarte y buscar momentos complicados de gestionar. Con el objetivo de prepararlo más de lo que estás acostumbrado a hacerlo. O mejorar aspectos que necesitas potenciar. O simplemente porque quieres desafiarte. Lo que suele decirse de
salir de la zona de confort. Para todo hay una
primera vez y es muy bonito afrontarla.
En esta ocasión te voy a hablar de una situación creada por mí. Con el objetivo de potenciar mi habla en público y mi improvisación y adaptación. Hace cuatro años asistí como oyente a unas charlas de Internet cambia todo, realizada por los ponentes agentes del cambio. En esta ocasión y después de mi trayectoria, los organizadores contactaron conmigo para hacer una ponencia sobre mi evolución y mis herramientas clave, las que uso en mi día a día para ser más productivo y gestionar todos los proyectos.
Ponte a prueba
Obviamente acepté el reto y además, por si no fuera poco hablar en público, decidí ponerme a prueba.
Decidí hacer esta ponencia sin apoyo de presentaciones. Es decir, sin ningún PDF, PowerPoint, o documento en el proyector que me ayudase a tener las ideas organizadas para no perderme nada de lo que quería decir. Y quería ponerme a prueba y hacer la presentación solo apoyado en mi mapa mental. Me hice mi propio mapa de la charla, lo repetí varias veces sin mirar los anteriores, teniendo claras todas las ideas y como enlazarlas. Sin memorizarlas, sin ser un robot, se trataba de contar una historia, natural, sincera, con las palabras que en ese momento me venían a la cabeza, teniendo solo algunas “frases clave” preparadas y sin dejarme ninguna idea. Ese era el reto. Afrontar de nuevo
la responsabilidad de la formación pero sin apoyo.
Éstas son las conclusiones y aprendizajes de esta experiencia.
- Prepara bien la ponencia. Crea tu guión y ten tus propias escapatorias por si algo sale mal o necesitas acortar o estirar, siempre ten un plan B y un plan C, mínimo.
- Escribe una y otra vez tu mapa mental. Práctica, sin volverte loco, sin memorizar. Un mapa mental tiene la suficiente libertad para adaptarte e improvisar sin perder ninguna idea principal.
- Repásalo mentalmente varias veces. Lo mismo, sin volverte loco, cuéntatelo a ti mismo. Incluso, aunque yo no lo hago, practícalo delante del espejo o con algún amigo o compañero.
En mi caso salió bastante bien, siempre se puede mejorar o al menos así lo pienso yo, soy muy exigente conmigo mismo. En algunos casos debería de haber profundizado más. Explicar algunas herramientas con más detalle y seducir más al oyente. Más aún cuando me sobro tiempo.
Pero esto es lo bueno, decidí ponerme a prueba. He analizado que mejorar y en la próxima lo llevaré a cabo. #hazloporti.
Foto de Miss Leggings Run.